Orgullo y Prejuicio - ¿Qué relación hay entre al menos tres personajes del libro?
Entre Elizabeth, Darcy y la señorita Bingley hay un triángulo amoroso; la srta. Bingley está encaprichada con Darcy, pero de manera totalmente superficial, y tiene celos de Elizabeth; Darcy, que ignora a Bingley, está cautivado por Elizabeth, su belleza y su ingenio, pero también está frustrado por su actitud terca; y a Elizabeth le desagrada la petulancia de Darcy, pero establece una relación de suave rivalidad a través de su ingenio. Por su parte, ella está mucho más interesada en el señor Wickham, encantador y vivaz, y que al parecer sufre del rencor de Darcy.
A lo largo de la novela, después de que la srta. Bingley desaparece de la trama, Darcy va enamorándose más y más de Elizabeth, hasta que se da cuenta que realmente siente amor por ella y está dispuesto a perdonarle sus fallas (y aguantar a su familia) y reconocer sus propios errores por ella. Elizabeth se niega, por su propio orgullo y sus prejuicios, a aceptar al señor Darcy, pero en el fondo desea conocerlo mejor. Esto cambia cuando Darcy revela sus sentimientos a Elizabeth, además de la verdadera historia entre él y Wickham: éste último era un aprovechado de la bondad del padre de Darcy, y el hijo acabó con ese abuso.
Después de esto, Lizzy empieza a reconocer sus verdaderos sentimientos por Darcy.
EJEMPLOS:
"Elizabeth sacó sus labores y prestó atención, divertida, a lo que se decían Darcy y su vecina. Los continuos elogios de la dama a la hermosa letra, la escritura rectilínea y la longitud de la carta, así como la total indiferencia de su interlocutor, constituían un curioso diálogo(...)"
"(...)en cuanto dejó en claro a sus amigos y a sí mismo que no había un solo rasgo destacable en el rostro de Elizabeth, empezó a comprender que sus hermosos ojos oscuros le daban una maravillosa expresión de inteligencia (...) Aunque su mirada crítica hubiera percibido más de un error de simetría en sus facciones, se vio obligado a reconocer que su figura era esbelta y armoniosa; y, pesa a haber afirmado que sus modales no eran muy refinados, le cautivaron su naturalidad y buen humor. Ella ignoraba todo eso; para la joven, él no era más que el hombre que se mostraba desagradable en todas partes, y que no la había considerado lo bastante hermosa para sacarla a bailar."
"Tras unos minutos de silencio, el joven se acercó a ella y exclamó, presa de una gran agitación:
—Mi lucha ha sido en vano. Carece de sentido. No reprimiré por más tiempo mis sentimientos. Permítame decirle cuán ardientemente la admiro y la amo."
"A pesar de la antipatía, profundamente arraigada, que Darcy le inspiraba, Elizabeth no pudo quedarse indiferente ante algo tan halagueño como que aquel hombre le declarara su amor, y, aunque sus intenciones no variaron un ápice, lamentó en un primer momento tener que hacerle daño (...)"
"La joven estaba cada vez más avergonzada de sí misa. Era incapaz de pensar en Darcy o en Wickham sin la sensación de haber estado ciega, de haber sido parcial y de que sus prejuicios la habían empujado a comportarse como una necia."
Después de esto, Lizzy empieza a reconocer sus verdaderos sentimientos por Darcy.
EJEMPLOS:
"Elizabeth sacó sus labores y prestó atención, divertida, a lo que se decían Darcy y su vecina. Los continuos elogios de la dama a la hermosa letra, la escritura rectilínea y la longitud de la carta, así como la total indiferencia de su interlocutor, constituían un curioso diálogo(...)"
"(...)en cuanto dejó en claro a sus amigos y a sí mismo que no había un solo rasgo destacable en el rostro de Elizabeth, empezó a comprender que sus hermosos ojos oscuros le daban una maravillosa expresión de inteligencia (...) Aunque su mirada crítica hubiera percibido más de un error de simetría en sus facciones, se vio obligado a reconocer que su figura era esbelta y armoniosa; y, pesa a haber afirmado que sus modales no eran muy refinados, le cautivaron su naturalidad y buen humor. Ella ignoraba todo eso; para la joven, él no era más que el hombre que se mostraba desagradable en todas partes, y que no la había considerado lo bastante hermosa para sacarla a bailar."
"Tras unos minutos de silencio, el joven se acercó a ella y exclamó, presa de una gran agitación:
—Mi lucha ha sido en vano. Carece de sentido. No reprimiré por más tiempo mis sentimientos. Permítame decirle cuán ardientemente la admiro y la amo."
"A pesar de la antipatía, profundamente arraigada, que Darcy le inspiraba, Elizabeth no pudo quedarse indiferente ante algo tan halagueño como que aquel hombre le declarara su amor, y, aunque sus intenciones no variaron un ápice, lamentó en un primer momento tener que hacerle daño (...)"
"La joven estaba cada vez más avergonzada de sí misa. Era incapaz de pensar en Darcy o en Wickham sin la sensación de haber estado ciega, de haber sido parcial y de que sus prejuicios la habían empujado a comportarse como una necia."
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